Transilvania, una región histórica en el centro de Rumanía, sigue atrayendo a viajeros curiosos con su combinación de naturaleza virgen, monumentos góticos y folclore. Conocida por sus vínculos con la leyenda de Drácula, esta zona también alberga un valioso patrimonio medieval y algunas de las rutas de senderismo más espectaculares de Europa del Este. En junio de 2025, Transilvania se mantiene como uno de los destinos más ricos en cultura y naturaleza del continente.
Los Montes Cárpatos ofrecen rutas para todos los niveles, desde paseos sencillos hasta exigentes senderos alpinos. Los Montes Bucegi son especialmente populares por su fácil acceso y buena señalización, ideales para fotógrafos de naturaleza y excursionistas. El aire puro, la altitud moderada y la biodiversidad de la zona hacen de este entorno un lugar privilegiado para los amantes del aire libre.
La cordillera de Făgăraș, que alberga el pico Moldoveanu (el más alto de Rumanía, con 2.544 metros), atrae a senderistas experimentados de toda Europa. Las rutas como la cresta de Transfăgărășan ofrecen vistas espectaculares de lagos glaciares y praderas alpinas. Hay zonas habilitadas para acampar y cabañas accesibles durante todo el verano.
Quienes buscan rutas menos transitadas pueden explorar los Montes Apuseni, en el oeste de Transilvania. Allí se encuentran formaciones kársticas, ríos subterráneos y paisajes tranquilos. La Cueva de Scărișoara, que contiene uno de los glaciares subterráneos más antiguos del mundo, está abierta durante todo el año con guía local.
De junio a septiembre es la mejor época para hacer senderismo. Las condiciones climáticas son estables y las temperaturas oscilan entre los 18 °C y 25 °C. Se recomienda llevar ropa térmica ligera y chaquetas impermeables, ya que las lluvias repentinas son frecuentes. Bastones de senderismo y botas resistentes son imprescindibles para terrenos rocosos.
Las rutas son accesibles desde ciudades como Brașov, Sibiu o Cluj-Napoca, lo que facilita excursiones de un día. Se recomienda revisar el clima y el estado de los senderos antes de cada salida. La cobertura móvil puede ser limitada en zonas elevadas, por lo que es recomendable llevar mapas impresos y GPS.
El turismo ecológico está ganando popularidad. Varias iniciativas locales mantienen los senderos y promueven refugios sostenibles. Se alienta a los visitantes a reducir el uso de plásticos, seguir las reglas del senderismo responsable y apoyar la economía rural mediante el consumo local.
Transilvania alberga algunos de los castillos y fortalezas mejor conservados de Europa. El Castillo de Bran, popularmente relacionado con Drácula, se alza sobre un acantilado y cuenta con pasadizos ocultos y arte medieval. A pesar de la fama, su historia está más vinculada a la reina María de Rumanía que a Vlad el Empalador.
El Castillo de Corvin en Hunedoara es una joya gótica-renacentista con torres, puentes levadizos y una atmósfera auténticamente medieval. Menos visitado que Bran, ofrece recorridos guiados con historias sobre la familia Hunyadi y la arquitectura militar del siglo XV.
Además de castillos, pueblos sajones como Viscri, Biertan y Prejmer conservan iglesias fortificadas protegidas por la UNESCO. Estos pueblos reflejan la herencia multicultural de la región y están siendo restaurados gracias a la colaboración entre comunidades locales y entidades de conservación. Muchos visitantes se alojan en casas tradicionales y participan en talleres artesanales.
Junio marca el inicio de muchos festivales históricos en Transilvania. Eventos como el Festival Medieval de Sighișoara o los Días de la Fortaleza de Alba Iulia atraen a miles de visitantes cada año. Se celebran con justas, música tradicional y talleres que recrean la vida medieval.
La gastronomía local añade valor a la experiencia. Platos como sarmale (hojas de col rellenas), mămăligă cu brânză (polenta con queso) y țuică (aguardiente de ciruela) están disponibles en pensiones y restaurantes rurales. Muchos lugares ofrecen opciones vegetarianas con ingredientes cultivados en la zona.
Los mercados artesanales permiten a los viajeros adquirir textiles, cerámicas y tallas en madera hechas con técnicas tradicionales. Estos productos reflejan la mezcla cultural de las comunidades húngaras, sajones y rumanas que habitan la región.
Aunque Bram Stoker nunca visitó Rumanía, su novela popularizó la imagen de Transilvania como la tierra del Conde Drácula. El Castillo de Bran se promociona como su morada, aunque los historiadores afirman que Vlad III nunca residió allí. Sin embargo, su atmósfera sombría y la leyenda popular siguen atrayendo turistas.
Vlad III, conocido como Vlad el Empalador, gobernó Valaquia en el siglo XV y fue temido por sus tácticas contra los invasores otomanos. La Fortaleza de Poenari, situada sobre el río Argeș, fue uno de sus bastiones reales. Para llegar hay que subir 1.480 escalones, pero las vistas y el vínculo histórico lo justifican.
Sighișoara, ciudad natal de Vlad, es una ciudadela medieval con calles adoquinadas y una torre del reloj bien conservada. Se puede visitar la casa donde nació y recorrer los mismos callejones que antaño usaron comerciantes sajones. Su estatus UNESCO garantiza la conservación de su arquitectura original.
Las zonas rurales de Transilvania conservan creencias relacionadas con espíritus, rituales de protección y figuras nocturnas. Estas tradiciones, con raíces en el paganismo dacio y el cristianismo ortodoxo, siguen presentes en objetos como amuletos de ajo o cruces talladas en madera.
El turismo moderno a menudo difumina la línea entre mito y realidad. Aunque los tours comerciales explotan el tema vampírico, cada vez más visitantes buscan un conocimiento histórico más profundo. Museos y guías especializados ayudan a diferenciar entre ficción y hechos documentados.
En 2025, el turismo oscuro sigue en auge, pero los operadores responsables se enfocan en la educación. Esta tendencia favorece la conservación del patrimonio cultural sin perder el atractivo que ha hecho famosa a Transilvania en todo el mundo.